El objetivo se enmarca en los principios básicos de la Fundación Edad&Vida de contribuir a que la población de más edad mantenga un bienestar adecuado. En esta ocasión, se ha tenido especial atención a que durante los últimos meses el colectivo de personas mayores ha sido el más vulnerable a la pandemia del COVID-19, no solo por tener mayor riesgo de padecer síntomas graves, sino también por los problemas emocionales que el confinamiento, la desescalada y la incertidumbre ante la situación actual de nueva normalidad han conllevado.

Las recomendaciones del decálogo elaborado por Edad&Vida hacen referencia a la importancia de unas medidas correctas de higiene y de mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal, pero también a la necesidad de tener unos hábitos saludables y un estilo de vida activo, lo que redundará en un mayor bienestar.

La Fundación Edad&Vida ha puesto en marcha una campaña en la que ofrece pautas dirigidas al colectivo de personas mayores para ayudarles a mejorar su bienestar físico y emocional, y contribuir a su adaptación a la nueva normalidad.

En el marco de esta campaña se ha elaborado un decálogo de recomendaciones que se hará llegar a 31 centros residenciales de toda España para apoyar a más de 4.200 personas mayores en la transición a la nueva normalidad, aportar pautas a los profesionales y cuidadores que los atienden, así como a los familiares.

El objetivo de esta campaña se enmarca en los principios básicos de esta entidad de contribuir a que la población de más edad mantenga un bienestar adecuado. En esta ocasión, se ha tenido especial atención a que durante los últimos meses el colectivo de personas mayores ha sido el más vulnerable a la pandemia del COVID-19, no solo por tener mayor riesgo de padecer síntomas graves, sino también por los problemas emocionales que el confinamiento, la desescalada y la incertidumbre ante la situación actual de nueva normalidad han conllevado.

Las recomendaciones del decálogo elaborado por Edad&Vida hacen referencia a la importancia de unas medidas correctas de higiene y de mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal, pero también a la necesidad de tener unos hábitos saludables y un estilo de vida activo, lo que redundará en un mayor bienestar.

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Alimentación saludable e hidratación adecuada

En este sentido, la Fundación Edad&Vida destaca que para mantener un mayor bienestar físico es necesario seguir unos hábitos alimentarios saludables, señalando la dieta mediterránea como un ejemplo de dieta variada, moderada y equilibrada y dando protagonismo, no solo a lo que se come, sino también cómo, cuándo, dónde y de qué forma se hacen estas comidas.

Además, teniendo en cuenta que esta campaña se pone en marcha en la época estival, con un incremento notable de las temperaturas, entre las recomendaciones se enfatiza la necesidad de mantener una adecuada hidratación, algo especialmente importante en las personas mayores, ya que según avanza la edad, disminuye la sensación de sed.

Así, la Fundación Edad&Vida recuerda que la población masculina debe ingerir 2,5 litros de agua diariamente, cantidad que para las mujeres se sitúa en 2 litros, de los que, aproximadamente, el 20% debe provenir de los alimentos y el 80% de agua y otras bebidas.

Además del agua, también pueden contribuir a la hidratación diaria otras bebidas como las bebidas funcionales, las infusiones, los caldos, los zumos y néctares, las bebidas lácteas o cualquier otra bebida que aporte agua, siendo recomendable que todas ellas sean bajas en calorías o sin azúcares.

En el marco de la campaña se repartirán más de 19.000 litros de Aquarius y Aquarius Zero Azúcar (en sus versiones Original y Naranja) y Nestea al Limón y Nestea al Limón sin azúcares en las residencias.

Por otro lado, se recuerda la necesidad de realizar ejercicio físico, adaptando el ritmo de esta actividad a la forma física de cada persona, así como la necesidad de hidratarse antes, durante y después de realizar ejercicio físico.

Bienestar emocional: establecer rutinas, hacer ejercicio y estar al aire libre

También se hace especial hincapié en contar con una buena salud emocional, utilizando el humor para reducir los momentos de estrés vividos en esta época de incertidumbre, o la importancia de mantenerse ocupado y establecer rutinas a lo largo del día, así como sacarle partido a la tecnología para mantener un mayor contacto con el entorno.

Estas rutinas diarias, además de las reuniones con amigos y seres queridos -tal como expone la Fundación Edad&Vida-, incluyen la práctica de ejercicio físico y actividades al aire libre. De esta manera, se contribuye a mantener la estabilidad emocional y a recuperar, por un lado, el nivel funcional tras haber pasado tanto tiempo dentro de casa y con movimientos restringidos y, por otro, mejora el humor y la sensación global de bienestar.

La exposición al sol en las horas adecuadas, tomando las debidas precauciones, ayuda a mejorar los niveles de vitamina D, necesaria para la absorción del calcio y para mantener una buena salud ósea.

Asimismo, este decálogo recuerda que en el caso de las personas mayores que han estado expuestas al coronavirus, tienen un estado de salud vulnerable o patologías previas que pudieran acrecentarse con el virus, deberán ser más cuidadosas y prudentes en la adopción de las medidas de protección y prevención.

ENTREVISTA COPE MURCIA

 

Barcelona, 2 de julio de 2020.- La pandemia de la COVID-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar el modelo de atención domiciliaria y comunitaria, más aun teniendo en cuenta que la inmensa mayoría de las personas mayores viven en sus domicilios, y quieren seguir haciéndolo el máximo tiempo posible. Para abordar el futuro de los cuidados en casa, la Fundación Edad&Vida ha reunido este jueves a diferentes actores del sector en el webinar “Atención domiciliaria y comunitaria: modelo de futuro”.

El acto ha contado con la participación de César Antón, exdirector general del IMSERSO; Pablo Perlado, responsable de Government Affairs & Market Acces de Hartmann; Oriol Fuertes, CEO de Qida; Navidad Sánchez, miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Farmacia Familiar y Comunitaria (SEFAC); Eulàlia Villegas, coordinadora médica de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Hospital Dos de Maig; y Joaquim Borràs, presidente de la Fundación Edad&Vida.

Justamente Joaquim Borràs, durante la introducción ha querido remarcar la importancia de este debate: “Es fundamental que definamos conjuntamente el futuro de la atención domiciliaria y comunitaria, puesto que más del 90% de las personas mayores viven en sus casas. La mayoría de nosotros queremos poder hacerlo el máximo tiempo posible cuando nos hagamos mayores”.

Innovación e integración de servicios

En su ponencia, César Antón, exdirector general del IMSERSO, ha remarcado “la necesidad de innovar para crear carteras de servicios integradoras, adaptadas a las necesidades de cada persona, desde los cuidados, el seguimiento o los tratamientos médicos hasta el suministro de comida. Los recursos existen, ahora es cuestión de voluntad, de organizarnos, y de ofrecer todos estos servicios de forma integral. Además, la tecnología nos ha demostrado ser una gran aliada”.

Posteriormente se ha abierto la mesa de debate, moderada por Pablo Perlado, responsable de Government Affairs & Market Acces de Hartmann, que ha querido remarcar que “con la pandemia, los retos de los cuidados en casa han cobrado mucha más trascendencia. Debemos abordar la atención domiciliaria y comunitaria desde un punto de vista integral, multidisciplinar y coordinado a todos los niveles. Es el momento de aunar esfuerzos en pro de la salud y la calidad de vida de las personas”.

Oriol Fuertes, CEO de Qida, ha sido el primer ponente del debate. Durante su intervención ha subrayado que “el gran reto es garantizar la calidad de los servicios sociosanitarios a domicilio. No hay un problema de demanda sino de oferta. Debemos encontrar a las personas, retenerlas, formarlas y conectarlas entre ellas, creando una comunidad de personal auxiliar, sociosanitarios… en el domicilio. El talento existe, solo hay que formarlo y conectarlo entre sí”.

Respecto al papel que deben desempeñar los farmacéuticos comunitarios en la atención domiciliaria, Navidad Sánchez, miembro de la junta directiva de SEFAC, ha expuesto: “Podemos y debemos trasladar todos nuestros servicios farmacéuticos y asistenciales, que desarrollamos diariamente en nuestras farmacias, a aquellos pacientes que no pueden acceder físicamente a la farmacia. La pandemia ha sacado a la luz esta necesidad de los pacientes, de la que ya éramos conscientes, y que tenemos capacidad de solventar. Una tendencia que ha llegado para quedarse”.

Por su lado Eulàlia Villegas, coordinadora médica de la Unidad de Hospitalización a Domicilio del Hospital Dos de Maig, ha remarcado que “el objetivo del hospital a domicilio no es solo acortar la estancia hospitalaria de las personas, sino ahorrarles desde el principio ya no solo el ingreso, sino el desplazamiento al hospital, puesto que ocasionan deterioro, reduce la calidad de vida, aumenta el riesgo de sufrir infecciones… en una situación de pandemia como la actual debemos priorizar la protección de la población de riesgo, con los recursos sociales y sanitarios necesarios”.

VÍDEO DEL WEBINAR

Sobre la Fundación Edad&Vida

Es una fundación privada apolítica cuya misión es promover desde las empresas de diversos sectores, en colaboración con instituciones de investigación y formación y organizaciones de personas mayores, la búsqueda de soluciones para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores. Su razón de ser es facilitar corresponsabilidad y equilibrio entre el sector público y la iniciativa privada, con el fin de dar respuesta a los retos económicos y sociales del cambio demográfico, actuando desde una perspectiva de eficiencia y sostenibilidad, generando un estado de opinión independiente que facilite la mejora de los comportamientos de todos los actores en el entorno de las personas para cuando sean mayores.

Para más información: edad-vida.org

 

Contacto de prensa:

Albert Rimbau: [email protected]  / 683 16 20 28

Laura Sánchez: [email protected] / 648 03 30 51

  • UDP, CEOMA y FATEC, que representan a más de 2,3 millones de personas, reivindican la necesidad de prestar mayor atención al maltrato de las personas mayores, un grave problema social de vulneración de los derechos humanos a escala mundial que pasa prácticamente inadvertido y que habitualmente no se denuncia y afecta a la salud de las personas que lo sufren.

Barcelona, 15 de junio de 2020.- Con Motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez, establecido por las Naciones Unidas cada 15 de junio, la Fundación Edad&Vida ha reunido virtualmente a las tres principales asociaciones del sector en España (UDP, CEOMA y FATEC) para abordar de forma conjunta la problemática social del maltrato en la vejez. Una realidad que pasa prácticamente inadvertida en comparación con otras formas de maltrato, y que afecta directamente la salud y vulnera los derechos humanos de millones de personas mayores.

En nombre de estas tres asociaciones, que en su conjunto representan a más de 2,3 millones de personas, han participado Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas y Jubilados de España (UDP); Juan Manuel Martínez Gómez, presidente de la Confederación Española de Organizaciones de Mayores (CEOMA); y Josep Carné, presidente de la Federació d’Associacions de Gent Gran de Catalunya (FATEC).

Durante el encuentro se han expuesto las diferentes campañas que cada asociación pone en marcha este lunes con motivo del Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y el Maltrato en la Vejez, con el objetivo denunciar esta realidad oculta y combatirla de forma conjunta, haciendo hincapié en los derechos de las personas mayores.

Así, partiendo de la premisa de que “España es el segundo país del mundo con mayor esperanza de vida, por lo tanto, si tenemos tanta vida extra, ¿por qué no vivirla mejor?”, UDP ha lanzado un nuevo indicador social bautizado como “Desesperanza de vida”. Una herramienta abierta a toda la ciudadanía y que permite calcular, de forma simbólica, la “desesperanza de vida” que la población tendrá que hacer frente en la vejez al vivir y experimentar situaciones de maltrato y abuso. Dicho indicador está disponible en la página web www.desesperanzadevida.org.

En la misma línea, CEOMA ha emitido un comunicado en el que denuncia que “no podemos permanecer impasibles ante el abuso y maltrato que sufren los mayores en España, una realidad oculta por vergüenza o miedo y una violación de los Derechos Humanos, declarado por la OMS como un problema de salud por sus terribles consecuencias”. Por ello, la organización recuerda “a todos los ciudadanos mayores que se encuentren en esta situación, que hay recursos legales e institucionales a los que acudir, y que es importante y necesario denunciar”.

Por su parte, FATEC ha hecho público un manifiesto en el que denuncia: “Durante estos meses de confinamiento han aparecido muchas noticias sobre la violencia de género, pero se ha hablado muy poco sobre el maltrato a la gente mayor. Esto demuestra que pasa prácticamente inadvertido en todo el mundo, considerándose un asunto esencialmente privado”.

Además, el manifiesto advierte que “el maltrato puede producirse tanto en el ámbito familiar o doméstico como en centros institucionales o sociales. Es una realidad oculta que exige respuestas y, por lo tanto, pedimos la implicación de todo el mundo para reclamar más y mejores soluciones, porque no puede ser que un 90% de las víctimas no lo denuncien, y casi el 50% no lo haga por miedo”.

De esta forma, desde la Fundación Edad&Vida, CEOMA, UDP y FATEC se quiere contribuir a combatir esta lacra social, potenciando la denuncia e impulsando políticas sociales destinadas a velar por el bienestar y los derechos de las personas mayores.

 

Sobre la Fundación Edad&Vida

Es una fundación privada apolítica cuya misión es promover desde las empresas de diversos sectores, en colaboración con instituciones de investigación y formación y organizaciones de personas mayores, la búsqueda de soluciones para la mejora de la calidad de vida de las personas mayores. Su razón de ser es facilitar corresponsabilidad y equilibrio entre el sector público y la iniciativa privada, con el fin de dar respuesta a los retos económicos y sociales del cambio demográfico, actuando desde una perspectiva de eficiencia y sostenibilidad, generando un estado de opinión independiente que facilite la mejora de los comportamientos de todos los actores en el entorno de las personas para cuando sean mayores. Para más información: edad-vida.org

 Contacto de prensa:

Albert Rimbau: [email protected] / 683 16 20 28

Laura Sánchez: [email protected] / 648 03 30 51

Tras la crisis desencadenada por el COVID-19 ha aprobado un posicionamiento para poner de manifiesto la necesidad de crear un nuevo modelo de atención sociosanitaria integrada, que sitúe a la gente mayor en el centro del sistema. Esta reivindicación pretende poner el foco en los derechos y necesidades de atención de las personas con pluripatología crónica o en situación de dependencia.

En esta sesión se presentaron los efectos y resultados que los nuevos modelos de alojamiento para personas mayores tienen en su bienestar y calidad de vida.

En este sentido, Jeremy Porteus, director gerente de Housing LIN Ltd y del Plan Nacional Lead for Housing del Ministerio de Sanidad de Inglaterra, trató los nuevos modelos colaborativos de vivienda y atención para las personas mayores en Inglaterra. En este sentido, se estima que para 2030 haya un déficit de 400.000 nuevas viviendas construidas especialmente para las personas mayores y añadió que el gobierno está poco preparado para el envejecimiento.

Actualmente, existe un movimiento creciente a favor de más viviendas dirigidas a las personas mayores, diseñadas y construidas de acuerdo con estándares de diseño totalmente accesibles y adaptados. Sin embargo, en muchos lugares siguen siendo opcionales y no un requisito, a pesar de que más del 30% de la población local, en Inglaterra, está en edad de jubilarse.

Por su parte, el arquitecto y gerontólogo de la Asociación Jubilares, Javier del Monte Diego, centró su conferencia en los criterios de diseño de las viviendas y del entorno de la misma. La principal conclusión de esta ponencia es que es imprescindible observar para descubrir aquellas estrategias y características propias que faciliten la satisfacción de las necesidades personales y conseguir de esta manera optimizar los niveles de autonomía, independencia y calidad de vida de las personas. Así, un entorno residencial será la “vivienda adecuada” si cuenta con suficiente versatilidad o capacidad de adaptación a las diferentes situaciones de la persona. En una situación de interdependencia con la vivienda, se defiende su diseño y/o transformación para que sea accesible, segura, próxima a un entorno comunitario, favorecedora de las relaciones sociales pero también garante de la intimidad, flexible y versátil para facilitar la adaptación al medio y siempre garantizando el papel protagonista de las personas que la habitan.

Finalmente, Paca Tricio, presidenta de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP), reclamó a las administraciones la puesta en marcha de cuantos mecanismos sean necesarios para que las personas con discapacidad y las personas mayores que viven en soledad cuenten con la ayuda necesaria para salir a la calle y no mueran en casa sin que nadie se entere. Además, consideró necesario analizar las características que la vivienda ha de tener para garantizar la máxima permanencia de las personas mayores en su entorno ya que el reto de la dependencia exige reflexionar y tomar decisiones de amplio calado para garantizar derechos y calidad de vida a las personas dependientes y su entorno afectivo y social.

Les recordamos que tienen disponible en la web del Congreso todas las ponencias, pósters, documento de conclusiones e imágenes del evento.

Esta sesión tuvo como objetivo principal contribuir al debate sobre la situación, a nivel estatal, y papel de los centros residenciales como proveedores de atención y cuidados integrales y especializados a las personas que lo necesitan.

Así, en primer lugar se expusieron las conclusiones de un documento de posicionamiento sobre “atención sociosanitaria y asistencia farmacéutica en centros residenciales” coordinado por Fundación Edad&Vida y elaborado en colaboración con diferentes agentes expertos en el ámbito de la atención sociosanitaria: representantes de sociedades científicas y profesionales, asociaciones de pacientes, prestadores de servicios y proveedores de medicamentos, de productos sanitarios y nutrición enteral.

En dicho documento se defiende que el envejecimiento de la población, el aumento de la esperanza de vida, junto con el incremento de la cronicidad, la pluripatología y las situaciones de dependencia, tienen una incidencia directa en el perfil de personas que están siendo atendidas actualmente en los centros residenciales para personas mayores en España.

Es necesario el desarrollo de una adecuada red de servicios integrados de atención social y sanitaria en nuestro país: centros sociosanitarios y residenciales, servicios de atención a domicilio y de teleasistencia, que cubran la demanda creciente de atención a estas personas.

Precisamente, en los últimos años, debido al comentado envejecimiento progresivo de la población y a la alta incidencia de enfermedades crónicas y complejas, los centros residenciales están asumiendo una carga de atención sanitaria cada vez más importante, atendiendo a personas con problemas de salud complejos y con niveles de dependencia cada vez más elevados.

En este sentido, en Fundación Edad&Vida impulsamos y coordinamos un proyecto y reunimos en torno a unas mesas técnicas a diferentes agentes expertos en el ámbito de la atención sociosanitaria: representantes de sociedades científicas y profesionales, asociaciones de pacientes, prestadores de servicios, proveedores de medicamentos, de productos sanitarios y nutrición enteral; para analizar la situación actual, detectar y describir los principales retos y proponer posibles soluciones que permitan mejorar la atención sanitaria y la calidad de vida de las personas que viven en estos centros residenciales. Al mismo tiempo, pretendimos dar visibilidad a la atención sanitaria (médica, funcional y farmacéutica) que se realiza en ellos para que se considere como un nivel asistencial intermedio dentro del Sistema Nacional de Salud.

Más en detalle, se ha trabajado en tres mesas centradas en aspectos diferenciales.

En relación a la atención sociosanitaria, las principales recomendaciones son:

  1. Reconocer la atención en residencias como un nivel asistencial diferenciado de la primaria y de la hospitalaria y plenamente integrado en el Sistema Nacional de Salud.
  2. Establecer las herramientas de coordinación necesarias para facilitar el funcionamiento de este nuevo nivel asistencial de forma integrada.
  3. Desarrollo de un modelo de planificación que permita diferenciar los centros según las necesidades sociales y asistenciales.
  4. Poner en marcha estudios científicos robustos que expliciten la carga sanitaria que atienden los centros residenciales.
  5. Visibilizar la labor tanto de los profesionales de los centros como de los que actúan en coordinación con ellos.
  6. Apostar por la especialización profesional, reconociendo la formación específica y especializada, e impulsar la formación continua.
  7. Mejorar las condiciones laborales de los profesionales equiparándolos con los del sistema nacional de salud.
  8. Creación de una estructura real de relación entre hospitales, centros y recursos de atención intermedia (centros sociosanitarios y residenciales) y de atención primaria.
  9. Creación de un marco estatal de acreditación social y sanitaria básico y común que valore positivamente la implantación de protocolos innovadores y garantice la calidad y homogeneidad de la asistencia prestada.
  10. Establecimiento de un modelo de financiación pública mixto vinculado al modelo de planificación de dos tipos de aportaciones en función de la tipología de necesidades que se atiendan en los centros, es decir, del sistema social para las de este tipo y del sistema de salud para las asistenciales.

Sobre la asistencia farmacéutica en los centros, se propone:

  1. Potenciar el desarrollo de servicios farmacéuticos propios en los centros e integrar al farmacéutico dentro del equipo profesional del centro con capacidad para preescribir.
  2. Mejorar los métodos de administración adaptados a las necesidades de los usuarios.
  3. Se debería mantener y/o participar en la capacidad de decisión de proveedores y se tendría que incluir en los concursos un período de prueba.
  4. Además del pago del precio de medicamento, producto sanitario o dietético; se debería evolucionar a uno de sistemas mixtos de pago por servicios profesionales, capitativos o una combinación de ambos, introduciendo nuevas fórmulas de financiación que tengan en cuenta la complejidad de las personas atendidas en los centros residenciales.
  5. Elaborar una guía farmacoterapéutica de los productos a usar en el centro con el fin de seleccionar los idóneos y facilitar la gestión.
  6. Considerar la prestación farmacéutica pública que tenemos todos los ciudadanos como parte de la asistencia sanitaria de modo que esté totalmente financiada.
  7. Desarrollar y formalizar la normativa del depósito de medicamentos ya sea vinculado a una oficina de farmacia o a un servicio de farmacia.
  8. Disponer de existencias controladas de productos farmacéuticos de urgencia, productos habituales y de la medicación personalizada de los usuarios del centro, así como de productos específicos de la atención paliativa.
  9. Establecer un plan de formación continuada y creación de una plataforma integrada por todos los agentes implicados (establecimiento de protocolos, criterios de selección, etc.).
  10. Fomentar la participación de los profesionales sanitarios en estudios de investigación en farmacoterapia y productos sanitarios; y analizar y evaluar, de un modo riguroso, los resultados económicos y sanitarios de experiencias de integración.

Finalmente, en relación a la atención al final de la vida, se recomienda:

  1. Establecimiento de planes asistenciales específicos de atención al final de la vida.
  2. Establecimiento de planes de formación específica en cuidados al final de la vida y exigir una correcta formación de los profesionales.
  3. Implementación de políticas de retención y no rotación del profesional formado.
  4. Mejora de los registros de datos en los que se incluya un ítem que indique que esa persona se encuentra en situación de final de vida y otros condicionantes y variables no meramente sanitarias.
  5. Acreditación de los centros residenciales dotados de recursos de atención paliativa.
  6. Unificar los criterios y establecer, a nivel estatal, guías de buenas prácticas clínicas y protocolos específicos de atención paliativa.
  7. Desarrollar un programa estatal para el apoyo e implantación de la planificación anticipada de decisiones.
  8. Analizar exhaustivamente los modelos asistenciales y de coordinación entre niveles existentes que se puedan considerar como buenas prácticas.
  9. Desarrollar y establecer un sistema de coordinación y comunicación entre todos los niveles para facilitar el acceso a estos productos y facilitar la creación de un depósito específico.
  10. Establecimiento de los mecanismos de acreditación y reconocimiento de los centros y profesionales o unidades específicas de cuidados al final de la vida en los centros residenciales.

Durante el posterior debate intervinieron el director general del Consorci de Salut i Atenció Social de Catalunya y presidente de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología, José Augusto García; Fini Pérez Martínez, directora del Departamento Técnico Asistencia de DomusVi en representación de AESTE; y Montserrat Llopis, directora de ACRA y miembro de la junta directiva de CEAPS.

El debate sirvió para refrendar las conclusiones anteriormente expuestas salvo la relativa a la creación de un nivel asistencial intermedio. En este sentido se argumentó que lo realmente importante para ofrecer una atención adecuada es no crear artefactos que acaben fragmentándola más, sino trabajar en la unificación e integración de los servicios para atender todas las necesidades de la persona, sin importar qué nivel o quién los provea, y siempre respetando sus preferencias y deseos.

Les recordamos que tienen disponible en la web del Congreso todas las ponencias, pósters, documento de conclusiones e imágenes del evento.

  • En la mayoría de los casos, y teniendo en cuenta las medidas extraordinarias adoptadas por las autoridades sanitarias, estas personas han fallecido solas, privadas de su entorno afectivo 
  • Desde la Fundación Edad&Vida entienden estos protocolos, pero piden que “puedan ser revisados” teniendo en cuenta la ética y los valores al final de la vida

Barcelona, 22 de abril de 2020.- La Fundación Edad&Vida, entidad dedicada a la mejora de la calidad de vida de las personas mayores, ha pedido que las familias puedan visitar a sus seres queridos en hospitales y residencias de mayores cuando estos se encuentren en sus últimos días para así poder “humanizar” los cuidados al final de la vida y no “dejarles morir solos”.

Esta es una de las reclamaciones que ha hecho pública la entidad teniendo en cuenta el contexto actual en el que se han registrado más de 21.200 fallecimientos en España, de los cuales al menos, más de 14.500 se han producido en residencias a consecuencia del Covid-19.

En la mayoría de los casos, y teniendo en cuenta las medidas extraordinarias adoptadas por las autoridades sanitarias, estas personas han fallecido “solas”, sin el acompañamiento de ningún familiar o entorno cercano. Desde la Fundación Edad&Vida entienden estos protocolos, pero piden que “puedan ser revisados” teniendo en cuenta la ética y los valores al final de la vida.

Y es que, el proceso de dignificar la muerte no es solo recibir cuidados y atención sanitaria en el último momento, significa también intensificar el apoyo emocional del paciente y de la familia, mantener una comunicación con la persona e interesarse por sus necesidades espirituales y sociales. En definitiva, mantener una atención integral que responda de manera efectiva a las múltiples necesidades que presentan las personas en situación terminal.

De hecho, desde la entidad también han hecho alusión al comunicado que la semana pasada publicó el Comité de Bioética Nacional sobre el derecho y deber de facilitar el acompañamiento y la asistencia espiritual a los pacientes con Covid-19 al final de sus vidas y en situaciones de especial vulnerabilidad. En el documento, el Comité coincide con la Fundación Edad&Vida y aboga por reflexionar sobre el modo de facilitar un entorno más compasivo en el morir de estos pacientes y en estudiar el modo de permitir el acceso de, al menos, un familiar, sobre todo, en los momentos de la despedida.

Asimismo, desde la Fundación Edad&Vida han aplaudido la decisión de algunos gobiernos autonómicos como el del País Vasco, Comunidad Valenciana, Baleares o Murcia de facilitar a las familias la despedida de sus seres queridos. En estas comunidades se han elaborado protocolos para dignificar y humanizar el proceso de fallecimiento y poder ayudar a los familiares a superar el duelo.

Por ejemplo, la Región de Murcia ha elaborado un protocolo que establece el tiempo que durará la visita y las condiciones en que se desarrollará y el Gobierno Vasco también valora las visitas a residencias de mayores para acompañar a familiares cuyo fallecimiento es inminente.

En el caso de Comunidad Valenciana se ha diseñado un protocolo de acompañamiento al final de la vida para personas ingresadas en hospitales durante la pandemia por coronavirus. Por su parte, el Govern Balear permitirá que los familiares puedan ver a los enfermos más graves con coronavirus o despedirse de ellos en caso de que fallezcan.

AFRONTAR EL DUELO EN SOLEDAD

Desde la Fundación Edad&Vida aseguran que el hecho de no poder compartir con familiares y amigos el dolor que tienen en estos momentos miles de personas durante la cuarentena, hace que el proceso de duelo se vea afectado y se viva de diferente manera. Asimismo, recuerdan que, ante la imposibilidad de realizar un ritual de despedida, que puede agravar el dolor de estas personas que están pasando por momentos tan duros, es importante pensar que una vez finalice esta situación se podrán realizar estas ceremonias tradicionales que no se han podido llevar a cabo durante el estado de alarma.

Hasta este momento siempre hemos vivido estos momentos en compañía y hoy tenemos que hacerlo solos”, ha apuntado Abraham. “Ahora mismo no podemos celebrar ningún tipo de velatorio, funeral o entierro para recordar en comunidad a esa persona y mostrar nuestro afecto hacia ella y sus familiares, por eso, es fundamental sustituir estas prácticas actuales por otras que tienen el mismo objetivo”, ha subrayado.

Por ello, la entidad ha elaborado una serie de recomendaciones con el objetivo de ayudar a la sociedad a sobrellevar la pérdida de un ser querido, una situación que se agrava al tener que permanecer en casa con motivo del estado de alarma impuesto en España. 

Para más información:

Almudena Pérez  Pedrayo: 600 516 064 / [email protected]

Blanca Ruiz Hervás: 617 43 38 95 / [email protected]

 

 

Llevamos casi 40 días de confinamiento en nuestras casas como medida para evitar la propagación del coronavirus y, por consiguiente, de sus consecuencias. Hemos reaccionado como una sociedad realmente madura al adoptar todas las recomendaciones que nos han ido dando. Incluso hemos supeditado determinados valores culturales al bien colectivo que representa la contención de la pandemia y de sus efectos en nuestro sistema de salud. Hemos tenido claro cuál era nuestro objetivo principal incluso si, de alguna forma, hemos tenido que renunciar a ciertos derechos adquiridos o reordenar la importancia de algunos de nuestros valores sociales.

Así, durante estos días, además de modificar y posponer nuestros rituales de homenaje a las personas que han fallecido, se nos ha prohibido visitar y acompañar a las personas en situación de final vida, impidiendo, de esto modo, su despedida. Partiendo de la absoluta convicción de que las medidas adoptadas eran, no solo necesarias, sino las más oportunas para combatir a la COVID-19, queremos reflexionar sobre esta situación.

Aunque no se trate de un derecho como tal, la posibilidad de que las personas en situación de final de vida estén acompañadas por miembros de su entorno afectivo es un reflejo del respeto y valor que, como sociedad, tenemos de la propia vida y de la dignidad inherente a todas las personas, ¡simplemente por serlo!

Durante estas semanas estamos viendo cómo estas personas se ven privadas de este acompañamiento por parte de sus seres más allegados y deben pasar los últimos días de su vida solas en una habitación de un hospital o centro residencial. Es de justicia reconocer en este punto que, gracias a la excelente labor de los profesionales que están atendiéndolas en esos instantes, no se encuentran realmente solas. Son estos profesionales los que trasladan el cariño de las familias, los que cogen su mano y las tranquilizan, son transmisores de afecto. No obstante, ¿hemos pensado en lo que debe sentir una persona en sus últimos días de vida cuando las únicas personas que ve son caras desconocidas perfectamente equipadas con batas, guantes, mascarillas y gafas?

Como decíamos antes, estamos demostrando ser una sociedad madura, por lo tanto, no podemos permitirnos olvidar la importancia que tienen los cuidados cuando es imposible curar, especialmente en las personas en situación de vulnerabilidad o fragilidad como son las afectadas por el coronavirus. En Edad&Vida consideramos que es más necesario que nunca defender la humanización de los cuidados para que ninguna persona se sienta abandonada, especialmente aquellas que están sufriendo.

De esta forma, creemos que es el momento de reflexionar sobre estas restricciones. No se debe olvidar que el centro de todas las medidas y acciones que se tomen durante la gestión de la pandemia tienen que ser las personas afectadas y en riesgo. Esto implica ser capaces de armonizar las medidas más restrictivas para evitar la propagación del virus y las necesidades concretas de cuidados de las personas más vulnerables o frágiles. Los últimos días de una persona pueden ser los momentos en los que es más necesario que nunca sentir la cercanía de las personas que forman parte de nuestro entorno afectivo más próximo.

Así, se deberían replantear estas medidas restrictivas, tal y como se está haciendo en determinados hospitales y comunidades autónomas, para facilitar que las personas que fallecen estos días puedan ser acompañadas por sus seres queridos. No hablamos de eliminar las medidas protectoras, sino de adaptarlas para atender a las necesidades emocionales y espirituales que, sin duda, tienen tanto la persona como su entorno afectivo en esta situación. Es necesario, por un lado, tener presente que los cuidados al final de la vida implican algo más que el control de sus síntomas físicos y, por otro lado, defender el derecho que tiene una persona en esta situación a recibir el afecto, consuelo, compasión y atención espiritual.

No podemos permitir que la defensa de los valores más humanísticos de los cuidados dependa de iniciativas puntuales, aunque loables y dignas de admiración, restringidas a un determinado contexto o entorno geográfico. Tenemos que evitar la creación de nuevas desigualdades que únicamente se justifican por el lugar de residencia. Instamos a que el debate se dé a nivel estatal para que las medidas adoptadas se ejecuten en todo el territorio, sin importar el lugar de residencia o el nivel asistencial en el que la persona esté viviendo estos últimos días.

Somos muchos los que no hemos podido despedirnos de nuestros familiares. Son muchas las personas que han sufrido la doble condena de contagiarse por el coronavirus y haber tenido que finalizar sus vidas en soledad. No hay que buscar culpables ni liberar nuestra rabia e impotencia contra nadie. Es el momento de defender el derecho a que nadie se vea privado de un abrazo, una caricia, un consuelo en el momento de su muerte. Ni ahora, ni el futuro. Nunca más nadie muriendo solo.

Si la muerte es algo duro, morir solo es algo más. Estos días se está utilizando un lenguaje excesivamente bélico para hablar de la “guerra contra el coronavirus”. No es una guerra, es una prueba a nuestra humanidad, a nuestros valores como sociedad. El acompañamiento que damos a las personas que están falleciendo y a los miembros de su entorno afectivo más próximo es un gran indicador de ello.

Equipo técnico de Fundación Edad&Vida.