Campaña Soledad

Un reciente informe del Observatorio Estatal de la Soledad No Deseada señala que un 13,4% de la población se sienten solas, lo que representa casi 6,5 millones de personas a nivel estatal. El mismo informe indica que esta situación es superior en mujeres que en hombre con un porcentaje de 14,8% frente al 12,1%, respectivamente. Si nos centramos en las personas de 65 y más años, los resultados reflejan un aumento de las situaciones de soledad no deseada a partir de los 75 años cuando, según los datos, un 12,2% de las personas afirman encontrarse en dicha situación, frente al 7,8% de las personas entre 65 y 74 años. Además, se trata de una situación que persiste en el tiempo ya que, de media, las personas que refieren encontrarse en ella desde hace unos 6 años. La soledad no deseada tiene graves consecuencias en la salud las personas que la sufren y para la sociedad en su conjunto.

¿Qué podemos hacer? Proyecto Salvavidas

Fieles a nuestro compromiso de mejorar el bienestar y calidad de vida de las personas mayores, en Fundación Edad&Vida hemos puesto en marcho el Proyecto Salvavidas para intentar identificar y responder de una forma más ágil y rápida a las necesidades de las personas mayores que viven solas o que tienen poca red social de apoyo.

De esta forma, estamos diseñando una herramienta tecnológica que nos permita conocer el estado real de las personas mayores para poder identificar, mediante una simple llamada telefónica, las necesidades específicas que necesitan cubrir y categorizar esas necesidades según su tipo y urgencia.

Necesitamos personas voluntarias que quieran participar en un proyecto piloto que nos servirá para probar el funcionamiento de nuestra herramienta. Si estás interesado en participar…

Pero ¿qué es la soledad no deseada?

La soledad no deseada es la sensación personal de un individuo que considera y experimenta una serie de carencias en sus relaciones sociales que pueden deberse a que tiene menos relaciones sociales de las que le gustaría tener o que no les prestan el apoyo que desea.

Esta subjetividad es la gran diferencia entre soledad no deseada y el aislamiento. Mientras que la primera se centra en la experiencia de la persona y no en la cantidad o calidad de las relaciones sociales de un individuo, el segundo es la medida objetiva de unos contactos sociales reducidos o inexistentes.

¿Cuáles son sus causas?

La soledad no deseada se debe a múltiples causas, tanto individuales, como biológicos, sociales u culturales. De esta forma, se puede afirmar que no existe una que la explique o la ocasione por sí sola.

La literatura científica especializada ha identificado una serie de factores de riesgo relacionados con la sensación de soledad de una persona. En primer lugar, las personas que viven solas tienen mayor riesgo de sentirse solas. En segundo lugar, las personas que han sufrido pérdidas recientes en sus relaciones, como una separación o la muerte de un ser querido, pueden sentirse solas. En tercer lugar, encontrarse en situación de dependencia y precisar cuidados o apoyos de otras personas, por paradójico que pueda parecer, o los problemas de salud aumentan la posibilidad de experimentar la sensación de soledad. En cuarto lugar, los recursos económicos, al condicionar el acceso a diferentes recursos, tanto de condiciones de vida como de ocio, influirán en la sensación de una persona sobre la cantidad y calidad de sus relaciones sociales. Finalmente, como decíamos al inicio, la edad puede ser un factor condicionante de la soledad ya que, a medida que se envejece, aumentan las posibilidades de experimentar alguna de las anteriores situaciones.

¿Qué consecuencias tiene?

Las personas que la sufren tienen un peor estado de salud, tanto físico como mental, que condicionará su bienestar y calidad de vida. Además, este peor estado de salud ocasiona un mayor consumo de los recursos sanitarios con mayor número de visitas al médico y a servicios de urgencias; y un mayor uso de fármacos para paliar el sufrimiento emocional (tranquilizantes, relajantes, antidepresivos, analgésicos). En casos extremos, la soledad no deseada se ha relacionado con un mayor riesgo de muerte inesperada para la persona que la sufre.

A nivel de sociedad, el efecto de soledad no deseada se ha medido por la pérdida que ocasiona a nivel de productividad con un coste estimado de unos 8.000 millones de euros. Si a esta cifra se le suma el coste sanitario de la soledad no deseada (5.600 millones por uso de recursos sanitarios y 496 millones por consumo de fármacos) tenemos un coste total de más de 14.000 millones de euros anuales, el 1,17% del PIB a nivel estatal.